El canto de los sapos corredores.

22 de febrero de 2011. Madrid.

Uno de los paisajes sonoros habituales de estas fechas es el coro de sapos corredores (Epidalea calamita). Con sus cantos tratan de defender ante otros machos un pequeño territorio en el que esperan a las hembras, estas reconocerán a los machos de mayor tamaño por la potencia de sus cantos, pero en muchas ocasiones serán otros machos los que consigan a la hembra. De hecho los llamados machos satélites esperan en silencio cerca de machos grandes para unirse a las hembras que se acerquen. Una vez en amplexus la hembra dificilmente podrá ser separada del pretendiente.

Amplexus
Macho cantando
A veces varios machos tratan de unirse a una hembra

En el vídeo dos machos cantan muy próximos entre sí, forman parte de un coro no especialmente numeroso reunido en un somero encharcamiento. Otro macho espera en silencio muy cerquita de uno de los cantores. En otros puntos hay parejas en amplexus y ya encuentro la primera puesta. Alejados del agua, en medio del camino, un macho se ha hecho con una hembra, me pregunto cual será el final, los veo durante largos minutos sin desplazarse, la hembra como haciendo esfuerzos por tomar aire en alguna ocasión, así no sé si llegarán al agua y no entiendo que no tengan en cuenta ese pequeño detalle fundamental para su éxito reproductivo.




En poco tiempo podremos ver los primeros renacuajos, en cualquier charco, en cualquier camino, y si el tiempo acompaña y no se secan antes de tiempo, cientos de pequeños sapitos (de 8,3 a 13 mm), deliciosas miniaturas, correrán a nuestros pies esta primavera.





Hay años, sin embargo, que la sequía impide por completo que lleguen a buen fin las puestas de los sapos corredores, incluso en años consecutivos puede haber zonas donde no se vean sapitos. Estás grandes mortandades de puestas se verán compensadas por los éxitos explosivos que tendrán lugar en los años de lluvia. La abundancia de sapitos puede ser tal, que en ocasiones se asocie su repentina presencia con lluvias de sapos.

Setecientas grullas.

24 de febrero de 2011. Madrid.

Después de verlas y oírlas durante más de una hora, cientos de ellas, más de 2000 aves, tal vez hasta 3000, en un paso constante al norte de la capital, aún tengo la cabeza llena de grullas.

Igual que otros años, cruzan desde el Monte de El Pardo hacia el este, imagino que para luego retomar su ruta hacia el noreste. Pasan de la cuenca del Manzanares a la del Jarama. El espectáculo sonoro es único, a escasa distancia de la gran urbe, ese gran territorio empeñado en convertirse en algo inhabitable. Trompetean con excitación, uno no puede dejar de pensar que con alegría, vuelven a casa. Abandonan la Península, su residencia de invierno, su casa también de toda la vida.

Setecientas grullas son las que podéis ver en la siguiente imagen. Las he contado, una a una. No es cierto, para ser correcto, creo que faltan un par de ellas para las setecientas. En ese momento daban vueltas, ganaban de nuevo altura aprovechando alguna corriente de aire caliente ascendente, una térmica. Luego planearán, poco a poco perderán altura y al final aprovecharán otra térmica para ascender una vez más. De este modo su largo viaje se realizará con el menor gasto energético, en un planeo casi continuo.

Setecientas grullas

Son las tres de la tarde, imagino que esta mañana, en cuanto el aire empezó a calentarse, iniciaron viaje desde Extremadura, y me pregunto si está noche dormirán en Gallocanta. En estas fechas, en la laguna de Gallocanta, al sur de Zaragoza, se llegan a censar más de 20.000 grullas cada día*.

Este espectáculo se repite cada año. Desde el 20 de febrero, o un poco antes, siempre en función de la climatología, en pocos días, miles de grullas cruzan el cielo madrileño. Incluso en las grandes ciudades la gente se detiene asombrada, imposible no oírlas.




No olvidéis que es un vídeo para oírlo.

*P.S. Parece que me he quedado muy corto con la cifra de grullas que pueden verse en Gallocanta estos días. Justamente este día, el 24 de febrero, se contaron 63.000 grullas por la mañana. La mayoría partieron hacia el N al mediodía. Al atardecer llegaron unas 56.000 grullas a pernoctar, pienso que es muy probable que entre ellas estuvieran las que aparecen en el vídeo. En total ese día se contaron 114.000 grullas. Podéis ver la noticia aquí.
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